No señores, no se ha acabado el mundo. Hemos sobrevivido al año 2012. Sin embargo, la profecía de los mayas sigue vigente. El 21 de diciembre acabó una Era y empezó otra, la Era del Conocimiento y la Sabiduría. Esta Era da paso a una purificación absoluta en la humanidad, por el bien de nuestro querido planeta y ser vivo, la Tierra. Podríamos estar hablando de otro Apocalipsis. Las profecías mayas son infalibles, por lo tanto es más que probable que los próximos años sean los últimos de tu existencia. Y en este blog vamos a disfrutarlos al máximo ;)
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lunes, 21 de abril de 2014

Gabacholandia

Llevaba casi cuatro años sin salir del país. La única vez que había estado en Francia fue cuando mis padres todavía seguían juntos –o sea, hace mucho tiempo- y me llevaron junto a mis hermanos a Disneyland París. La única vez que pisamos el suelo de la capital francesa fue para pasar del aeropuerto al coche que nos llevó al parque de atracciones. Nunca había estado viviendo varios días en una ciudad de Francia –o de Gabacholandia, como lo llama mi amigo Samuel-, quizás por eso se me iluminaron los ojos con la idea de visitar Montpellier, aunque fuera todo tan improvisado, casi sin tiempo para preparar nada. El resultado ha sido una experiencia verdaderamente enriquecedora. De las mejores de mi vida.


Fue el miércoles de hace una semana cuando nos decidimos finalmente. Javi y yo íbamos a viajar con Samuel y su familia a Montpellier, ciudad del sur de Francia, a 891 kilómetros de Callosa de Segura. Sería un viaje en coche, de madrugada, que duraría casi nueve horas. Se me hizo imposible dormir, así que me pase durante todo el transcurso del viaje mirando al frente, a la oscuridad, escuchando el tímido sonido de la radio y esperando que pasara el tiempo, daba igual cuánto fuera. Cada vez estábamos más cerca, y eso era lo importante.

Paramos un poco antes de llegar a la frontera, en una gasolinera de Gerona, para comprarme unos periódicos que necesitaba para el Trabajo de Fin de Grado. Me sorprendió que sólo hubiera un ejemplar disponible del El País, otro de la Razón y otro del ABC. Ah, y no había ni uno solo de El Mundo. Le pregunté a la dependienta y me dijo: “¿El Mundo de Cataluña? No, no ha venido”. Le pregunto si tardará mucho en llegar y me dice: “No no, no viene”.

Se nota exageradamente cuando dejas atrás la Comunidad Valenciana y cambias los descampados de matojos por prados y árboles con un intenso color verde. Ese era también el paisaje cuando atravesamos la frontera, solo que a la izquierda también se podía ver, nevado en la cima, el Pirineo francés. La primera canción que escuchamos al enchufar la radio fue ‘Dernière Danse’, un tema de mucho éxito en Francia –segunda en las listas populares-. Paramos en un área de descanso y me quedé helado con los aseos: en un paraje completamente deshabitado, junto a la autopista, podías utilizar el retrete ¡Escuchando la radio! Gracias a unos altavoces que habían colocado en las paredes de los baños. Nos llevan años de distancia los gabachos.


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